lunes, 24 de junio de 2013

El zarzo de los pemoles de Carlos Acosta

Derribamos los pinos



Eran altos

delgados

daban la sensación que un día de estos

alcanzarían las nubes

También a veces parecía

que los iba a tronchar sin más esfuerzo

cualquier mínimo soplo del otoño

Eran buenos árboles

nunca aceptaron entre sus ramas plaga alguna

ni tuvieron la insensatez

de hacer amistad con los relámpagos

Y a veces muy temprano

se mecían

aunque no hubiera viento

Cuidaban la casa de mis padres

del terror de las tormentas

de la fiereza del sol canicular

de los inviernos

Algún día llegué a imaginar

que también los protegían de la muerte

por eso aquel diciembre en que mi padre se nos fue

tuve muchas ganas de salir a reclamarles

y sólo de ver la tristeza

caer desde la cumbre hasta sus troncos

no pude más que abrazarme a ellos

y pedir consuelo

y consolarlos

Con el paso de los años se volvieron viejos

Eran dos bellos centinelas Pemol

y hoy los derribamos




 
Carlos, Acosta, (2012). El zarzo de los pemoles. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88pp.

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