VIII
Sus rostros enfrentan a la noche,
se alzan para recibir gotas de lluvia.
La ciudad se traga sus nombres
entre ruidos de automóviles.
Abundan perros que lamen manos
en espera de vientos benéficos.
Sin ladrar, nos miran a los ojos
y un espejo se rompe en pedazos.
Los perros gimen de hambre
mientras los dioses se enceguecen,
las tierras inhóspitas de otros campos
hacen más solitaria a la ciudad,
aun entre el bullicio
de pájaros de piedra.
Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto
Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y
las Artes. 88 pp.
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