viernes, 28 de junio de 2013

Terminal Laredo de Jacobo Mina

TODA CIUDAD QUE SE RESPETE


Toda ciudad que se respete
tiene un viejo sentado en la plaza principal
y este viejo sabe todo lo que pasa
en la ciudad.


Una tarde pasé junto al ciego de la plaza,

me detuvo y dijo: tú la buscas ¿verdad?.

Él me conocía, te conocía;

sabía toda esa historia

de madrugadas sobre el río,

noches en el “Express Cervezas ‘n tequilas”.

Conocía los olores de los animales en celo,

la arritmia crónica de tu taconeo y

la frase que siempre usas cuando haces el amor

–“nunca me dejes”–.

Esta es una ciudad pequeña

que se enciende al conocer tus historias.

Luego siguió hablando del color del mar y del invierno,

de esas montañas que nunca se ven,

de esa extraña luz que se aparece en tus bosques,

de los jeroglíficos que dibujé un día en tu espalda

y del significado de las estrellas de mar.

Cuando habló del deseo glaciar

me convencí que hablaba de ti

y me fui a caminar por los suburbios.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

UN POEMA POR ELBA


Tardes de asueto,

noches violentas.

Un charco de sangre en la conciencia

y Elba de rubia en la ventana.

                                 ¿Recuerdas, cholo, el color de sus ojos?

Los árboles en verde intenso,

el cielo en azul interminable, incandescente.

Un pordiosero pide algo de comer junto a un BMW del año,

un acordeón rellena los silencios,

un agente de la BORDER PATROL mira todo desde el otro lado

y Elba se sienta lejos del sol.

               ¿Recuerdas, cholo, el tono pastel de su ropa interior?

El calor

le da una vista de minifaldas y blusas vaporosas

a Ciudad Éxtasis,

las tardes son insuficientes para el sol.

Elba moja su blusa.

                           ¿Recuerdas, cholo, el rosa triste de sus pezones?

El viento y el salitroso olor,

cerveza, una cantina de la frontera,

sudor en los labios,

otra vez la noche y su silla vacía.

Tardes en espera de Elba.

                                        Cholo ¿recuerdas cuándo partió?

Laredo es otro.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

LUNES SOLEDAD


Hay un animal caído,
no un palacio.
 
O. Lamborgini


Lunes soledad

y parece que la ciudad es sólo para mí,

pero, hoy me quedan grandes los zapatos de aventurero.

Me refugio en mi casa de espejos ocres

que sólo reflejan los gajos de este abandono

de frío y paredes mal pintadas.

Lunes soledad

y nadie llama a la puerta,

la casa está vacía

y tu taconeo no se oye.

El muérdago del desdén carcome mis manos,

tu boina se empolva junto al perchero,

el ruido que viene de afuera

es lo más perecido a la vida en esta casa.

Lunes soledad

bebo ron y me tiro a la cama.

Es un juego absurdo el desaparecer de pronto

de las cartas y las fotos;

y de ese martes en que prometiste

luz en los andamios del miedo.

Lunes soledad

y no encuentro tu ventana,

ni el azul cielo de tus giros,

ni tu fácil desenvainar los gestos.

Aún puedo oír tus voces de noviembre

y saborear tus días de asueto.

Todo está oscuro y en silencio.

Hay lunes como hoy

que son de obituario.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

El zarzo de los pemoles de Carlos Acosta

Yo pido que al morir me siembren



en el jardín de mi casa

ahí

entre el sauce y el ficus

para ser

ya que los quiero tanto

alimento de los dos

A ras de tierra por favor

Y si quieren arroparme:

en cajón de madera sin barniz

Nada de misas de cuerpo presente

pero ausente

Nada de cementerios ni lápidas

Flores tal vez

Yo propongo que al morir Pemol

a la gente se le siembre en el jardín de su casa

Uno muere y eso es todo

Adiós





Carlos, Acosta, (2012). El zarzo de los pemoles. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88pp.

El zarzo de los pemoles de Carlos Acosta

Te vas



dices adiós

agitas al viento promesas de volver

No lo sabes

pero irse

significa nunca regresar

Ningún día se repite

Luna como la de hoy

nunca hubo ni habrá

No hay calandria

con el mismo amarillo en el plumaje

Cada huizache tiene sus espinas



Te vas Pemol dices adiós

agitas al viento tu esperanza de volver

Pero

¿sabes?

Cada nacimiento es diferente

Distintas todas las muertes




Carlos, Acosta, (2012). El zarzo de los pemoles. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88pp.

El zarzo de los pemoles de Carlos Acosta

No quiero escribir hoy no



Caminaré estas letras ocioso

como alguien que sólo vive porque no ha muerto

y a lo lejos o a lo cerca

da lo mismo

si muere o renace el horizonte

Iré por estos renglones ciego y sordo

y por cierto no he de ser el único

Ignoro si estas razones

se deben a que amanecí peleado con el mundo

amargo con mi sombra

hambriento de silencio

No Pemol

no quiero escribir

No hablaré de calandrias anidando en mi cabello

ni de la penumbra cercándome acuciosa

Nada de las gotas de luna en el jardín

ni de la ansiedad que a veces a la hora de dormir aúlla

Digo no a la tinta que fluye por las yemas de los dedos

no por esta vez a los fantasmas que observan desde las cortinas

Nada con ustedes grito a los ángeles endemoniados

y demonios angelicales

Hoy no escribiré

Hoy no

No





Carlos, Acosta, (2012). El zarzo de los pemoles. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XXI

Espectros de alas tatuadas

en cruceros nocturnos,

pasos de hojarasca a destiempo

(la soledad se prostituye casi siempre).



Trazan estrategias de arena

para lanzar el anzuelo,

esperan un pez suculento

y aniquilan el hambre

de nociones que se estremecen

en antros de luces neón.

Tienden el arco,

lanzan la flecha

y tañen las campanas del miedo

(la soledad se prostituye siempre)



cuando se desuellan los ecos de la bruma

en lo que queda de memoria.

Los espectros de alas nocturnas

se vuelven insectos de piedra

(la soledad se prostituye)



y quedan expuestos a los labios

de transeúntes que se pierden en la noche.







Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XIX

Las aceras sucumben en el aleteo

de muertes que se engendran sin piedad,

las acuchillan los puñales de zapatos altos

en contoneos planeados con alevosía,

murmuran su destino de mercaderes

para internarse en las lenguas de la noche.







Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XVIII

Hay miedos que ahuyentan la voz

cuando hace acto de presencia la noche,

miedos que petrifican a los cuerpos

en momentos de decisiones

para desandar el trayecto al calvario

de castigos intactos en la ciudad.

Hay miedos que mojan las piernas

ante los hechos ineludibles de la culpa,

miedos que cimbran

el núcleo exacto del cerebro

y excavan pozos de ceniza volcánica

en el centro que acoraza el pecho.

Hay miedos que encristalan los ojos

y como que invocan horas de lluvia.






Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XVI

Muñecas cortadas con cuchillo de fuego,

se hunden en la molicie de absurdos deseos,

hablan con palabras inéditas de silencio

y transforman las noches en días de asueto.

Muñecas prohibidas de carne y de hueso

consuelan al mundo de sordos momentos.

Descienden al limbo alegórico de los sueños

y quedan de piedra con sus senos al viento.









Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XV

Íngrima la ciudad,

aun con mujeres

en danza de piedra

sobre las calles,

con lunas invisibles

que cuelgan de Dios.

La ciudad se entumece

ante rumores sin eco,

se anonada con voz

de pájaros sin alas.








Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XIV

La ciudad es una puta que se ilumina

cuando asoma a la esquina la noche,

muñeca feliz que muestra sus pezones

de senos abundantes

para que los transeúntes se amamanten

como niños de piedra recién nacidos

y la gente que pasa en coches lujosos

los señale con el dedo de quien acusa.







Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Íngrima la ciudad de Ramiro Rodríguez

XIII

Hay mismidades que nos enconan

en el tumbo feroz de la violencia,

en un alud de nostalgia

cuando llega la noche a la ciudad.

Hay mismidades que nos revierten

los propósitos de ser potentes alas,

de ser discreto rayo de luna

para iluminar las calles de la ciudad.

Hay mismidades que nos hunden

en abismales huecos de implosiones,

en habitaciones de palabras

para olvidar el rostro de la ciudad.





Rodríguez, Ramiro, (2011). Íngrima la ciudad. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes / Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88 pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

EL POEMA DE LAS ORQUÍDEAS QUEMADAS


Una tarde desapareció Mayra
Y se incendiaron todos los poemas.
La esperé varios inviernos
mas las orquídeas no aguantaron.
I
Mis pies hacen crujir
los restos de las orquídeas quemadas,
el invierno es doble.
II
Los días siempre llegan
cuando uno los espera
como tu cumpleaños,
pero el día de las orquídeas
nunca llegó,
¡Qué lento es el tiempo cuando uno espera!
III
Una pertinaz llovizna de melancolía
quemó a la orquídea muerta
de tu ausencia.

IV
Hay un mar de cenizas
cuando despierto
en la cama del hotel de paso de tu vida,
mis manos están sucias
y el viento no refresca.
V
¿Sientes como se va hilvanando el silencio?




Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

CRÓNICAS DEL DESAMOR


1.- Me da pereza desatar las amarras,

sigo exhausto,

el sol me empieza a quemar;

suspiro, aspiro, expiro.

La arena me cierra los ojos.

2.- Me cuesta trabajo hilar dos palabras

o tres razones,

las incoherencias son repetitivas.

Sólo alcanzo a pegarme con resistol ciertos sentimientos.

3.- El marcador de mis afectos

ha quedado en ceros.

4.- Me da pereza desatar las amarras,

ya no hay motivos.

El eco no deja de repetir las ausencias.

5.- ... y luego estas mañanas

castradas de tu presencia.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

MAYRA AL FIN DEL MUNDO

Canciones lujuriosas

Arlequines muertos

por el camino

rombos negros

motas rojas

y un rastro de sangre

en las sábanas.


Un viento indecente

desempolva los deseos,

Mayra se deshoja

de sus helados pétalos de invierno,

nuevamente surge

la magia del nylon y el encaje,

la lencería negra que me vuelve un salvaje.

Se bifurca el camino,

La semana entera esperar por estas tres horas.

Yo nunca fumo.

Mayra cambia su apariencia

al verse salpicada

por una ola de recuerdos y remordimientos.

Trozos de inconsciencia

murmuran sus sueños,

los peces de la libido se van por el drenaje

cuando jala la cadena del tiempo

(“ya es demasiado tarde...”).

Veo manchas sepias sobre sus lunares,

me vuelve a parpadear la cordura.

Se viste y su falda gris se ciñe como el asfalto

en tardes húmedas, un hilo se corre de la media.

Su cintura se estrecha en barricadas de cuero.

Un último beso antes de que se termine de vestir

para conjugar el verbo amar

en tiempo de frío

y café caliente.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

MAYRA EN COLORES FIJOS

I

La ciudad en jaque

Las piezas limitan sus movimientos

Ella previene

“CUIDADO SONRISA PELIGROSA”

Un movimiento absurdo

Peón por reina

Mayra parpadea

Torre por caballo

El alfil negro se pone de luto

Enroque, caballo y rey al ataque

Un nuevo parpadeo

Una luz blanca ensombrece los cuadros negros

Mayra vista de espaldas

Mate al rey





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

HISTORIAS DE MAYRA
 
 
1.- Maldita mujer de odio,

lunas y marzos.

Ente bestial de delgada cintura,

frágiles manos y tatuaje en el tobillo.

Tortuoso ser de delicado rostro,

aroma a frutas y mañanas sonrientes.

2.- Mis héroes murieron de melancolía,

cayeron sin poder realizar sus más grandes hazañas.

Murieron fulminados por los destellos lúdicos

que tu morena piel irradia.

3.- Pobre Mayra;

y pensar que tienes que cargar

con el peso inicuo de tu belleza a todos lados.

4.- No hay ciudades que lleven tu nombre,

pero sí un bar, lo que es más meritorio.

5.- He vuelto a soñar dormido

para no recordar que te soñé.

6.- Hay días y partes de la ciudad por donde nunca vas.

¿Cómo morirán esas tardes?





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

DULCE ESTACIÓN DE LAREDO


Un eco sepulcral, propiamente dicho.

El viento helado parte la ciudad,

aves de rapiña por la estación de Laredo.

Un jadeo rítmico, casi imperceptible.

El país termina a unas cuantas calles de aquí

donde empiezan o acaban los resentimientos;

en el andén la luz es más tenue.

Elba vende su cuerpo por 40 dólares,

sólo tiene catorce años.

En la maquiladora trabajan horas extras,

un sueldo así no alcanza para nada,

es monótono, aburrido,

la línea no debe parar.

El río le dibuja la cintura a la ciudad,

silueta convexa casi perfecta.

Dulce sueño americano.

La fábrica cansa, hastía, trastorna;

a veces hay deseos de ser alguien.

Pretexto varios amores idos,

una niña no volvió a su casa,

una campana de cristal se rompe contra el suelo.

La inocencia se pierde en cada esquina.

Dulce estación de Laredo,

el corpiño va de blanco a rojo.





Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

LA CALLE QUE VA AL PUENTE


Un borracho tirado en la acera

En la calle que va al puente

Y es que la soledad

Es siempre la soledad aunque pague en dólares

Hay unos ojos en donde el tiempo se detiene

El silencio es desprecio

Y la realidad se tiñe de verde

Hay unos ojos que son luz cuando oscurece

Y una mujer de lento andar

Que se lleva las miradas

Ciudad Sur descalabra los sueños

Y un gringo juega a la democracia

Encerrado en su pajarera

Hay unos ojos de este lado del puente

Que no dicen nada

Y su silencio es insultante

Hay una vida que no dice nada

Y se ahoga en poemas cuando ella calla

Hay una vida que sin ella no vale nada






Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

Un poeta atado a un muro

muñecas y tobillos lacerados

los caminos están mohosos

sólo queda el desierto

y llevar al muro como lastre

¡Cómo odio este lento morir de boca seca!

Ráfagas de viento me ciñen al muro

nos van desmoronando

“polvo eres y...”

¿Qué haré cuando no haya muro

y nada de ti me duela?

Tendré que rehacer las heridas

para que del dolor vuelvas a nacer,

pero mientras,

que doloroso es parir un poema de soledad

cuando aún estás a mi lado.






Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

Terminal Laredo de Jacobo Mina

¡Cómo duele parir un poema de perdón!

Un poeta atado a un muro.

No hay salida,

cuatro paredes, púas en los alambres

y tu adiós con odio.

¡Qué frío es el olvido cuando se impregna de soledad!

¿No hay luna? –preguntó

Ella y su vestido rayado de fin-de-fiesta,

Yo de azul-cuervo-enlutado.

Ella se muerde los dedos al hacer el amor,

me toca suavemente,

no tiene rostro, pero sus ojos son caricias,

la sierpe del deseo muerde las manos

y Dios destruye ciudades enteras.




 
 
Jacobo, Mina, (2011). Terminal Laredo. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 110pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

TRANSITAR

Todo transita

despierta en un sueño para estar en otro y otro más

ahora sueño que vivo

me cabe la vida y la muerte en el mismo corazón

cascadas de hielo y ríos de lava circulan en mis venas

soy agua luz viento fuego

criatura con la misma categoría que un insecto

soy destello en el oscuro universo de mi habitación

                                                      y en el del firmamento

vegetal alimentado por la naturaleza

regado por la lluvia

fiera que se resguarda del trueno y del temblor de la tierra

soy sapo pez ave oso cervatillo araña serpiente topo

sueño que se agota en la espiral de los tiempos

perenne especie de ciclos estacionales

destinada a morir para resguardar la fuente de vida

Puedo ver hacia adelante y hacia atrás

          primaveras veranos otoños inviernos

No puedo ver más allá





 
Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

SILENCIO

Suena el movimiento

Ni la vida ni la muerte suenan

El viento suena a lluvia

             cuando mueve el follaje de los árboles

Nada estático suena

ni canta

            ni gime

ni grita

           ni susurra

ni llama

El que escucha al silencio

                         escucha a su alma

Suena el movimiento





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

LLUVIA

La lluvia

           rueda sobre el asfalto

baja las escaleras de los edificios

multitud de gotas huyen

buscan una salida

una partícula de tierra donde embeberse

para alcanzar el venero subterráneo

llenarle los pechos al planeta

         que amamanta someras y profundas raíces

                frágiles flores silvestres

                      gigantescos frutales

Si abro la ventana de mi casa

entrará para mojarme los pies

creyendo que soy árbol

Empapará mi piel

humedecerá mi alma

¿Acaso no soy

          su pequeña criatura?




Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

NUBES
Rotas sus fuentes

las nubes son madres

             que mueren en el parto

úteros vacíos

pezones

             lloviendo su nostalgia

En la cuenca de mis manos

el agua recuerda

              haber sido luna

vaho ancestral

         moléculas en caos

movimiento

                 vida

         metáfora de Dios





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

SOMBRAS – LUCES
Sombras y luces me cubren

penetran hasta los huesos

atravesándome el alma

a tu antojo

con mi permiso

Por momentos gozo

          por momentos sufro

mo-men-tos largos

mo-men-tos cortos

He aprendido a no resistirme

con el riesgo de quedar ciego de júbilo

                                              ciego de dolor

he aprendido a no asfixiarme en tu destello

                                              en tu oscuridad

te inhalo con la boca abierta

hasta que tu piel llega a mi sangre

exhalo

                el abismal deseo de mi vacío



Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

MEMORIA
Ahora sé porqué me siento tan solo

porqué no termino de ser niño

porqué quiero cerrar los ojos

La muerte

parturienta

madre en cierne

me amamantaba apenas

cuando un tirón de abismo

                     me arrancó la lengua

                               de sus pezones blancos

Un suspiro de cielo

optó no ser divino

plegó sus alas

con aireagua me insufló las venas

humedeció mis córneas

escribió un recuerdo en mi mirada

Mi memoria de anfibio despertó esta mañana




Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

TRANSICIÓN
No sé si presté mi piel a tu fantasma

o eras tú la vida y yo la muerte

mis pies descalzos

la densidad del paso

abrieron tus ojos en mis ojos

    abrieron tus manos en mis manos

Fue una noche y eso no importaba

Fue en silencio y eso no importaba

Llegaste por mi espalda

    ¿o estabas dentro y sólo te expandiste

          hasta ocupar mi cuerpo con tu cuerpo?

Es el camaleón sólo un remedo

                                         de la metamorfosis

Espejo       no ves nada

nunca has sido nadie

nunca has sido otro



Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

NOSTALGIA
Poema

Di sombra sin ser sombra

vida sin ser vida

alma sin ser alma

muerte sin ser muerte

silencio sin ser silencio

ausencia sin ser distancia

nostalgia sin ser humano

¡Di!

¡Muérdete la lengua!

tus vocablos

tus metáforas

tus lánguidos versos

ninguno explica

        el dolor de una lágrima

Tu mirada

no puede tocar ese horizonte




Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

QUIÉN PUDIERA
La muerte es una cita

tiene lugar y fecha

       como la nota posición en el adagio



En el momento exacto

microestallan los núcleos

           emulando creaciones de galaxias

la ausencia se vacía

cascada de allegro protoplasma



Como el sinfín de las moléculas

se ha narrado ese adiós

se ha descrito esa espera

¡Ah quién pudiera

      capturar el instante de la vida plena!

La estancia

El momentáneo todo

El arribo del tren

El golpe de ola

La espuma embebiéndose en la arena

El viento en la voz

El alma en el rezo

El pulso en la vena
¿Habrá quien como aquellos que no nacen

cuando deba morir tampoco muera?





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

jueves, 27 de junio de 2013

No mires el reloj de Martha Izaguirre

MEMORIAL

No más oleaje siempremismo mar

asidua de mi noche ni una luna más

No más interno retorno memorial

vacío sibilino

      de mis otros pasados

         del pasado de otros

Espejismo geométrico este día

                       que recuesto en la almohada

fragmentario destino

minutos de muerte ya vividos

El tiempo recorre su larga sombra

pisa sobre sus huellas para recordar su origen

sus espectros

                 llueven sobre mi sueño




Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

CARTA DE MAREAR POR LA ARMONÍA

Nada importa más

                   que ese destello de luna que fue el tiempo

                                    en el que conversamos

Permíteme llorar cuando mi voz no toca tu alma

cuando mis oídos no escuchan tus amorosos ecos

Los mares sin oleaje son marismas

claustros de mar

aljibes de sal

espejismos de profundidad

balsas livianas buscan ahí

              en la sobriedad de las aguas bajas

                                             un sólido sustento

Los mares vivos no tienen calma

abrevan de una sed en llamas

embisten con suicida furia

la bruma los torna depresivos

se ahogan en sí mismos

aspiran añoranzas tornasoles

desmayan en horizontes ciegos

mueren cada ciclo lunar

                                en desconsuelo

Permíteme llorar mi propia muerte

No ves que muero

                en la coordenada exacta

                                donde tú me habitas





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.


No mires el reloj de Martha Izaguirre

CANCIÓN DE CUNA

Cántame una canción de cuna

ya no tengo mar

vivo tan preso en esta libertad

                     forjada con distancia y duelo

ya no tengo mar

me lo tragué para no estar tan solo

mi altar es una barca de memoria

               varada en el vacío de mi abismo

Ya no tengo mar

esa es mi pesadilla

invoca tú mi sueño

despójame de rejas

dime que no es verdad

que es sólo un cuento

de alguien que me quiere

           libre y triste





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

IMPLORACIÓN

Piénsame solo

               en la oscuridad del desconcierto

Reza

no sea pronunciada la última palabra

Nada puedes hacer por mí

                           Nada puedes hacer por ti

Nada es tu casa

Nada el hoy el minuto la luz

Nada la fortaleza de tu construcción

Nada la respuesta a todas las preguntas

Piénsame mientras mi pensamiento

                            obedece a otro dueño

Mis ojos ciegos en mundo de susurros

Mis manos sujetadas al destierro

Nada es la libertad

Nada la esperanza

Nada la paz

Nada el mundo

Piénsame

Reza por el ángel que gira

                               la perilla de la puerta

por la voz que acalla

por el paso que vuelve

Nada es el amparo

Nada la razón

Nada el último motivo

Piénsame en la espera

                       que no espera

en la habitación contigua

en el amor ausente

Frente a tu pensamiento

     soy el mimo que llora lágrimas de aire

                            cautivo de paredes invisibles

Nada es la realidad

Nada el bienestar

Nada la razón de ser

Nada el movimiento

Piénsame pensando en qué pensar

Reza por la mansedumbre

Que tintineen en mi alma

                         las gotas de lluvia

           golpeteando sobre el techo oscuro de mi miedo

Que el perfume blanco del jardín amado

                  impregne mis ansias con su ensueño

Reza

pide que el recuerdo del mar

      moje mis pies

            ablande la tierra que me ata

sea su brisa salada

               canción de cuna en mi noche de silencio

su horizonte ocre y nácar

                                       paisaje quieto

consuelo

                         la cadencia de su oleaje

hasta que concluya

este largo       tan largo día

No mires el reloj

Nada es el tiempo





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

LLOVERÁ CUANDO LLUEVA

ÉSTO QUE PARECE TODO

no es más que un pasar de días sin destino

un pulso que responde a otro

un oleaje en el pecho

               movido por la luna de ultramundo

un tocarse a uno mismo

                     y saber que no somos espejismo

un decir con las manos y los labios

y los ojos y el paso y la mirada

y el regazo y el hombro y la palabra

un caer en cascada y encontrar el remanso

un quedarse tan quieto

un ir vaciando el Universo

ÉSTO QUE PARECE TODO

obedece a la gula evolutiva

              de un planeta enredado en el espacio

ajedrez que aniquila lo que crea

y el perro y el gorila y el mosquito

y el águila y mi padre y la ballena

morirán cuando mueran

como decir del llover

lloverá cuando llueva

Pero la lluvia mana

y el hombre ve cosecha

y yo no veo nada que no sea tu cuerpo

bello

        lánguido

           mío

Pero la lluvia mana

el hombre llena aljibes

y yo no lleno nada que no sea tu ausencia

y lloro las cenizas

        que una vez fueron agua

cuando tú fuiste risa

cuando tú fuiste fuerza
 
ÉSTO QUE PARECE TODO
 
no es más que tiempo consumiendo vida

un continuo pasado por presente

un contar los minutos

aferrarse
 
y besar desesperado

            tu frente tus dedos tu cabello

un olvidar ser niño

un quedarse tan huérfano

un saber que es un sueño

voluntad de otro sueño
 



Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

FINITUD
Escalpelo voraz

            burlas la solidez

quebrantas

él es tu objeto tu estancia

bajo su piel

las células

     deletrean

poesía de finitud

Biopsia

ojo multíparo

en su cuerpo lees

         con precisión de instante

la infinitesimal fracción

grafía trenzada a microespejos

línea hadada

        urdida para el último aliento

Ella

      llora el encuentro

tampoco quiere saber

                    el desenlace del verso

apagada la luz

                      la voz

                                el tiempo

La Muerte

        también cree en milagros
 





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.


No mires el reloj de Martha Izaguirre

ATARDECER

Pasan tanto los días

                              Tanto pasan los días

Una vida aprendida

                      se deshila en su mente

lo abandona el lenguaje

el control de su cuerpo

los puntos cardinales

las rutas

los destinos

Recorre los caminos sin señales amigas

Olvida

          Regresa

Se extravía

En el atardecer de los impulsos breves

                                    el terror lo consume

Fatiga

          en la fatiga

    del andar de una vida




 
 
Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

No mires el reloj de Martha Izaguirre

CUENTO DE HADAS

El día que nací

mi padre

me miró

Sus ojos

pronunciaron mi nombre

Ojos geométricos

ojos en los ojos

de los ojos

urdimbre del manto de los tiempos

crestas de espuma de ojos

el vuelo de sus pliegues

hiladas de ojos sus rutas de ojos

¿me mirarán por siempre?

Un cuento de hadas teje el Universo





Martha, Izaguirre, (2011). No mires el reloj. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 112pp.

lunes, 24 de junio de 2013

El zarzo de los pemoles de Carlos Acosta

No he regresado Pemol no volveré



El niño de pecas al viento

en el rincón apartado del solar

ahora es árbol añejo:

muere por ser trasplantado

a tu vientre de sol

a tus caminos

Pero las raíces son correosas

y por mucha que sea la añoranza

mínima la cercanía

los brazos no le dan para abrazarte

No he regresado No

Me resulta imposible caminar

y además

ya se sabe:

a palo viejo no le faltan iguanas





Carlos, Acosta, (2012). El zarzo de los pemoles. Ciudad Victoria, Tamaulipas: Instituto Tamaulipeco para la Cultura y las Artes/ Consejo Nacional para la Cultura y las Artes. 88pp.